sábado, 21 de febrero de 2009

El doctor Humberto Vera y su curioso libro.

La única noticia que tenemos del doctor Humberto Vera es su interesante libro "Juventud y Bohemia, memorial de una generación estudiantil", editado por una perdida imprenta de Valparaíso, en 1947. Supuestamente este galeno
-que de ningún modo es una pluma brillante- publicó otras dos obras: "De ayer y de hoy, Humoradas literarias" en 1927, y "Crónica del Hospital San Juan de Dios de Valparaíso" en 1938. Ambas absolutamente inencontrables hoy. Es, sin embargo esta rareza literaria a la que nos referimos aquí, centralmente un referente más que importante para académicos e investigadores. Estos recuerdos, que según Vera siempre resultan del ávido interés de quien alguna vez se apoyó en los bancos de la universidad, transitan entre 1909 y 1917, dando inicio con el joven autor bajando del tren que lo trae a la capital desde Valparaíso, para posteriormente abordar un carro que lo lleva de la Estación Central hasta la cercanía de la iglesia La Estampa en Independencia.
"Con su exiguo equipaje a cuestas, el joven tomó por la calle Los Olivos en busca de la familia que le daría hospedaje en la capital", escribe, fechando su arribo a Santiago exactamente el 25 de marzo de 1909, a una casa de la zona, cerca del viejo manicomio, sitio de destartaladas callejuelas de tierra que amontonadas en el sector del otro lado de río, eran abundantes en pensiones donde el estudio se mezclaba con intensas jaranas que muchas veces terminaban en la comisaría.
Fuera de los recuerdos normales de un medico en esos años de comienzos del siglo XX -en que el precario estado del equipamiento médico era un peligro para los estudiantes que podían adquirir cualquier infección al manipular para ejercicio cadáveres en mal estado- el libro relata, casi como único testimonio encontrable sobre el tema, los inicios de la federación de estudiantes de la Universidad de Chile, pasando por pasajes curiosos y anécdotas propias del estudiantado de esos años:

"La Escuela de Medicina había enviado en 1905 una falange de los cursos superiores al mando de un grupo de médicos recién egresados, a combatir la terrible epidemia de viruelas en Valparaíso.
Durante varios meses, médicos y estudiantes practicaron una vacunación intensiva de la población y cuidaron a los numerosísimos enfermos que a diario caían víctimas del tremendo azote. Lograron dominar la epidemia y regresaron a Santiago.
La Facultad de Medicina sostuvo rendir un solemne homenaje a esos jóvenes que en medio de sacrificios de todo género habían expuesto desinteresada y heroicamente sus vidas. Se acordó al efecto, otorgar a los estudiantes medallas de plata, y de oro a los médicos, y cuya entrega se haría en una velada a celebrarse en el Teatro Municipal.
Ocurría esto a mediados de 1906.
Llegado el momento de realizar la velada, los agradecidos solicitaron entradas para sus familias. Se les solicito que estas podían ir a las localidades altas, debido a que las butacas de palcos y plateas estaban reservadas para los invitados oficiales y para los caballeros y damas de la sociedad.
Empieza la velada. Oídos algunos discursos, llega el momento de hacer entrega de las medallas. Se llama a uno de los agraciados; este no acude. Se llama a otro; tampoco. Y así sucesivamente. A cada llamado se produce una silbatina infernal que parte de la galería, Monte Sacro a donde se ha retirado el pueblo estudiantil y ante el cual ningún Menenio Agripa enviado a parlamentar sale airoso".

En esos días, el director de la Escuela de Medicina era el doctor Orrego Luco, autor de la celebre crónica "Recuerdos de la Escuela", quien renunció a su cargo, ya que la protesta de los estudiantes por el desaire sufrido en el teatro tomó enormes proporciones a las que adhirió además Leyes, Ingeniería y Agronomía.
Era una tibia tarde de invierno cuando se formaba la FECH, cuyos primeros presidentes fueron José Ducci Kallens, Oscar Fontecilla y Ernesto Prado Tagle. La decisión de orientar una organización a la lucha de sus fueros de opinión juveniles fue coronada con un hermoso desfile en la puerta central de la universidad, que siguió por Alameda. El mismo rector proporcionó al poco tiempo un local que estaba en el mismo recinto estudiantil y al que se entraba por la calle San Diego y que contaba con sala de conferencias, de lectura, billar y cantina. Este Club de Estudiantes fue inaugurado con una gran fiesta apadrinada por los artistas españoles Fernando Díaz de Mendoza y María Guerrero quienes regalaron al estudiantado entradas a anfiteatro para toda la temporada del Municipal. Además en sus primeros tiempos el organismo fundó una revista llamada “Juventud” dirigida por el estudiante de Coquimbo Arturo Peralta que murió prematuramente. Este pasquín que tuvo muchas felicitaciones de los catedráticos, vio desfilar importantes a escritores como Víctor Domingo Silva, Juan Francisco González, Mariano Latorre y Armando Donoso, publicando también autores extranjeros como Kipling, Nietsche y Rodó.

1 comentario:

  1. Muy buena cronica, me permiti utilizar parte de la información que has expuesto para complementar un post sobre la medalla que tu comentas aca.
    http://medallaschile.blogspot.com/2012/08/epidemia-de-viruela-valparaiso-1905.html

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