domingo, 1 de febrero de 2009

El Largo Viaje de Largo Viaje

A 41 años del éxito de Largo Viaje, considerada la primera película del cine social realista chileno, habla su protagonista, el niño que en un melancólico viaje al cementerio buscaba devolverle las alitas de papel a su hermanito muerto. También comentan el valor de la cinta importantes figuras relacionas al cine criollo y a su ámbito patrimonial.


Tuvo dos hijos muy recordados: el primero fue una siniestra figura infantil hecha de yeso a partir de la imagen verdadera de un niño "¿Un hombrecito?", preguntó alguien en el conventillo de utilería donde se filmó la secuencia. "No, un angelito", respondió la vieja partera pobre en la misma, explicando con esto que la guagua nació muerta.
El famoso director Patricio Kaulen, miembro de la Democracia Cristiana y presidente de Chilefilms en el gobierno de Frei Montalva; luchador incansable para impulsar leyes para la empresa de cine criolla durante la época; autor de recordadas películas propias o en coproducción con figuras como José Bohr y Jorge Delano; considerado el pionero del cine realista social chileno, nacido el 8 de abril de 1921 y muerto de una infección pulmonar en febrero de 1999, es padre además de un anónimo -pero famoso- mocoso pobre. Un pililo como se decía en los años 60.
Se trata de Enrique de 8 años - y que fue verdaderamente fue uno de sus 5 hijos en la realidad - quien por los lindes blanco y negro de un Santiago desaparecido que en si es el anecdótico recorrido argumental de la película "Largo Viaje", buscaba devolverle a su hermanito muerto las alas de papel volantín que le pusieron de adorno en su velorio y que "se le quedaron olvidadas" en su posterior viaje al Cementerio General.

El velorio del la guagua

"Pobrecita la guagüita / que del catre se cayó / ¡que se cayó hay sí¡ allá van 47, allá van 48, allá van 49 ...". Este estribillo folclórico cuya enumeración crecía de acuerdo a los borrachos caídos en medio de su entonación, coronó la escena del velorio, de paso de las más recordadas en el cine criollo, y en que se ve el cadáver de un niño sentado en una silla de paja rodeado de una macabra fiesta campesina. Así se inaugura el filme, en una delirante secuencia que determina la continuidad de los dos viajes mortuorios que se sostienen en su duración: el primero, es cuando el padre de la criatura –el fallecido actor Rubén Ubeira- va a enterrar al niño puesto ceremoniosamente en una caja de fruta, transportándolo en una micro desde Arturo Prat hasta el cementerio cerca de Recoleta.
Este éxodo es el detonante que impulsa el segundo y principal viaje de la cinta en que para devolver las alitas olvidadas el niño protagonista viaja entre los baldíos llanos y conventillos de calle Gálvez, cercanos a paseo Bulnes. Se mueve por la populosa San Diego, el Centro y sus recovecos proleta; Mapocho y un ambiente delictual y de putas, que llega a las riveras del río, Avenida La Paz y a su ajetreado comercio de la Vega y la Pérgola de las Flores.
Finalmente todo termina en una hermosa escena donde el pequeño protagonista corre directamente a la entrada principal del camposanto, que en un movimiento de cámara comienza a perderse en la distancia hasta que aparecen las letras "fin".
Como dice Ascanio Cavallo en su libro "Explotados y Benditos del Cine Chileno de los 60", ésta se trata de "una historia de pequeños seres terrestres vigilados siempre por pequeños seres halados". Al personaje de este filme, considerado por su muy pensada simbología interna y la extremada inclinación religiosa de su autor, el más cristiano de aquellos años, siempre lo vigila una paloma que lo acompaña hasta el último plano: "la esperanza", como tema acorde a como da a entender Caballo, la indiscutible vocación realista que no se desprende nunca de la indudable intención cristiana de Kaulen. "Su visión de la ciudad hostil aparece contrapuntada por los ritos y los hitos de la fe: el velorio del angelito, la imagen de la Basílica de los Sacramentinos que acompaña la salida del padre, la iglesia de las Agustinas donde el niño se refugia de sus perseguidores, etc". "¡Un icono!" en todo su ámbito, como opina enfática la restauradora Carmen Brito, jefa del área técnica de la Cineteca Nacional, recordando que hasta este año de Largo Viaje existían sólo tres copias en muy mal estado y no había ningún negativo. "Tuvimos que mandar a México estas copias y de las tres hacer una que fue limpiada y restaurada y después hacer de esa un negativo nuevo", señala, remarcando además la importancia de la cinta dentro de la industria nacional históricamente: "Esta es una de las mejores películas chilenas. Significa en todo aspecto lo que la Cineteca Nacional quiere mantener y rescatar: las calles, las costumbres, los personajes de la época; cómo era la sociedad, lo descarnado que Kaulen retrató extraordinariamente a través de las calles como Bulnes, que ya no es como sale ahí. Kaulen sin duda era una persona excepcional como director y humanamente. En la película por ejemplo salía don Julio que interpretaba el papel del abuelo del niño. Don Patricio siendo el presidente de Chilefilms tuvo siempre una amistad y una preocupación especial por él. Lo acompañó hasta la noche en que murió pese a que él también estaba enfermo y montaba su última película inconclusa "Vía Crucis". Esa generosidad me impactó mucho y era común en los grandes directores de esa época".
Otro que se refiere e este filme considerado por la UNESCO una de las 100 joyas del cine mundial, es el cineasta Gregory Cohen, quien recuerda que claramente se sintió muy identificado a primera vista con él, ya que la cercanía cotidiana que tenían las escenas con su infancia era muy fuerte. La cinta, según evoca, fue una de las múltiples influencias que determinaron su profesión. " La propuesta de Kaulen es tremendamente potente. Además ésta es una de las últimas películas que recoge una ciudad que ya se fue definitivamente. También se ve la relación entre las personas, los usos, los modos de mirar y entenderse. Y qué hablar de escenas emblemáticas como las del velorio en que hay un contrapunto entre lo grotesco y lo solemne. La película es un cambio dentro del cine chileno. Es una cinta de un realismo social que generó escuelas para lo que vino después en filmes con una dedicación social desde un punto de vista más político. Fue escuela para Ruiz, Littín y Aldo Francia", dice.
Así mismo Andrés Wood también opina: "Largo viaje es definitivamente un punto muy alto en la cinematografía nacional y no puedo hacer nada más que alabarla. Es lo de cine chileno que me interesa por su raíz neorrealista. Hay una influencia en la manera de ver de ese cine y que es parecido a lo que a mí me interesa hacer. La veo como algo relacionado con La Buena Vida que es un registro del Santiago de los 60. Responde muy acertadamente a una época del cine latinoamericano".
Wood sitúa la obra de Kaulen en importancia junto al Chacal de Nahueltoro, según dice por la fuerza política con que muestra nuestra sociedad y "que se ve bien 40 años después. No sé cuántas de las películas chilenas que se hacen ahora podrán decir lo mismo", concluye.

"El roto perico"

Cada cierto tiempo se lo preguntan:
-Usted se me hace muy conocido pero no sé de dónde.
-¿A usted le gusta el cine chileno viejo?
- Si, pero eso qué tiene que ver.
-¿Se acuerda del niñito que salía en la película Largo Viaje de Patricio Kaulen?...

"Este niño ya tiene 50 años", dijo Enrique la semana pasada cuando nos recibió en su centro de sanación energético en la calle Colón en Las Condes. Luego de haber trabajado además en comerciales hasta los 12 años para Bresler y la desaparecida marca Findus, estudiado actuación para darse cuenta que no era lo suyo, e incluso, haber hecho de extra en el filme de Germán Bekett "Ayúdeme Usted Compadre de 1969", hoy está dedicado a algo completamente distinto. Da vida a los enfermos crónicos y terminales que los médicos han desahuciado. Practica el chamanismo, la medicina alternativa y naturista con muy buenos resultados, y sigue una búsqueda espiritual que comenzó a sus 17 años, según cuenta, después de una enfermedad muy grave. Usa las terapias energéticas como el Reiki, la macrobiótica u otras técnicas de psicoterapias avanzadas que ha traído desde fuera del país, y conserva la misma sonrisa desde hace 40 años.
Se sienta en un cómodo sillón en medio de una habitación con olor a incienso e imágenes orientales. Relajado retrocede a sus días como estrella de cine: "Hubo en la selección una cantidad enorme de niños de distintos barrios de Santiago queriendo ser el protagonista, el niño de la película que ni siquiera tenía nombre aunque dentro del equipo de producción los argentinos que participaban le pusieron "el roto perico". Eso nunca se supo o si se dijo fue en alguna entrevista de aquellos años.

-¿Y cómo te eligieron finalmente para ser "el roto perico"?
-Es que el equipo de filmación me veía rondar porque con mi familia vivíamos en Manquehue con Eloísa Díaz, y como mi papá era el presidente de Chilefilms estábamos a dos cuadras del estudio. Pasábamos todo el día ahí jugando entre las cámaras. Me convertí en el niño actor por una insistencia de ellos y también por una cosa funcional. Era muy complejo tener un niño de 8 años con una familia alrededor siendo el actor de una película, ya que si era contratado a lo mejor no quería cumplir. Uno ve ideal ser niño del cine, pero estás trabajando duramente. Sobre todo a los 8 en que eres un personaje público. En este sentido tuve un asedio de los fanáticos hasta los 11 o 12 años y cuando fue el estreno mi papá no me dejó ir. Todos se lo reprocharon ¿porqué no trajiste al Ernriquito?, le decían.

-¿Pero supongo que también hubo aspectos positivos?
-Claro, porque eres muy querido y hay muchas mañas que se peden lograr. A mí por ejemplo me sacaron en septiembre del colegio y volví al año siguiente. Mis compañeros de curso tenían fotos puestas mías y todo y me hacían competencia. Andaba muy creído. De pago pedí dos bicicletas. Una para mi y otra para mi hermano. Dos para que obviamente el no me pidiera la mía (risas). También me acuerdo que me pagaron el equivalente a cien mil pesos de ahora y que mi voz la dobló una mujer.

-Hay una relación muy hermosa del personaje con un Santiago que ya no existe.
-Bueno, cuando niño eso me sirvió para conocer la ciudad después de que terminé la película. Santiago era muy distinto, no había la delincuencia que hay ahora. Tenía 10 años y me movía por todas partes en micro. Es bonito ver Largo Viaje y percibir cómo se ha ido modificando todo. La casa es en la calle Gálvez y hoy no existe. Construyeron una plaza y luego edificios. También sale Mapocho y avenida La Paz que parecía campo. Se mezclan los interiores reales y los estudios. La casa que se muestra por fuera donde salgo gritando "voy a tener un hermanito" es un exterior real. En cambio la pieza donde se hace el velorio es en Chilefilms. Lo mismo pasa con el robo a la botillería. Afuera es el sector de Mapocho pero el interior es estudio. También estaba el club de tiro donde comienza la película en Lo Curro, que existió y que después se convirtió en la mansión de Pinochet.

-Hay escenas muy freak como el velorio de la guagua muerta en el conventillo ¿cómo recuerdas eso?
La guagüita existe todavía. Es un vaciado de un niño que murió y luego se sacó un original en goma al que nosotros curioseábamos levantando el vestido. Era un cuerpo de alambre y sólo las manos y la cabeza eran de plástico. Me acuerdo netamente que todo se hizo en una escenografía y que la música estaba cantada en vivo. Lo de la escenografía era increíble. Sabias que la luna que se veía en el cielo del conventillo era una bola de plomavit.

-¿Cómo ves la película después de tantos años?
-Desde distintas miradas. Desde la visión del niño y de atrás de las cámaras. Tengo información de los interiores y los exteriores. Podríamos conversar horas. Te podría contar anécdotas como cuando se filmó en la pérgola de las flores. Fue en una etapa donde estaba muy cansado y no rendía mucho. Entonces me decían que entremedio de las flores para motivarme había un billete de cinco escudos para que yo hiciera la escena donde estaba buscando las alitas. En las tomas debajo del puente yo también estaba cansado y mi papá tenía una Citroneta y me hacían dormir ahí, bien tapado con una frazada. Cuando tenía que hacer la parte que me correspondía me despertaban. Yo bajaba, filmaba y después volvía a dormir. Además no me dejaron quedarme porque había una escena donde una niña se abría la blusa y yo quería puro mirarle las pechugas y no pude.

-¿La niña que estaba con el cojo?
-Claro. Y no eran actores. En la película había personajes reales y que fueron elegidos así, como el mismo cojo o Julio Tapia, el abuelo. Él era el portero de Chilefilms, vivió y murió ahí. También Palmita, el que lleva la carretela con caballos que deja finalmente a mi papá en el cementerio, era también uno de los cuidadores. Personajes que estaban siempre cerca.

-¿Qué anécdotas recuerdas?
-Escenas. Había una en que me dijeron: "tienes que pasearte a poto pelado por el set". Era la parte donde el personaje se va a acostar con su abuelo. Fue difícil, él era el portero y yo era el hijo del presidente de Chilefilms. Me dio nervio, ja, ja, ja.
También cuando estaba en la calle La Bolsa en el Centro. Me llevaban a comer he iba con la ropa de la película y de repente los mozos quedaban pillos, preguntando cómo llegan con un pililo al restaurante. Me sacaban de un ala para afuera o miraban feo. El equipo de grabación se divertía mucho con eso.

-La paloma era un símbolo recurrente en la película ¿qué significa?
Era un hilo conductor. Eran cientos de palomas distintas. Yo creo que tenía significación en distintos niveles desde dónde quieras mirarlo. Puede ser hasta arquetípica. Uno de los discursos paradigmáticos de mi papá era el bien y el mal y la paloma era la representante del espíritu y la esperanza, de que las cosas van a resultar, la paz, el irse al cielo. Metafóricamente por un lado matan palomas en la alta sociedad y luego está la gente pobre y los niños que a la paloma la usan como un juego, la incomprensión, la ignorancia. Después está el personaje que salva una paloma, la esperanza. Es un hilo conductor que dentro del modelo de mundo de mi papá muestra una base literaria que era la divina comedia y que siempre estaba presente.

3 comentarios:

  1. Muy buen trabajo, me ha servido para maravillarme aun más con la película. Gracias!

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  2. Exelente este trabajo,está muy completo explica muy bien de que trata la pelicula y me ayudo a resolver algunas dudas que tenia
    MUCHAS GRACIAS.

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  3. Cáda cierto tiempo la veo, me recuerda al Santiago que yo vi cuando niño.

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