Recuerdo un poema que hablaba sobre un tipo que iba donde sus seres queridos, les abría la cabeza y les quitaba la imagen que cada uno tenía de él en la mente. Imágenes mentales del resto.
Me causa curiosidad eso. Una vez leí algo sobre que uno existe en distintos planos de percepción. El primero es el cómo te perciben los otros. El segundo es cómo te percibes a ti mismo en relación a los otros. Y el tercero es cómo te percibes tu mismo en relación a ti mismo sin intervención de los otros. A veces me siento feo por fuera y por dentro. Otras veces sólo por dentro. A veces ando todo seductor y las mujeres me miran en la calle u otras veces me ignoran como si fuera un poste o una cabina telefónica. En verdad, como el sujeto de ese poema, me gustaría pedirle a la gente la imagen mental que guardan de mí. O abrirme yo mismo la cabeza y sacar esa imagen.
Algo así como una foto movida, sacada a imagen y semejanza del prejuicio. Un autorretrato o una pintura hecha con menudencias de la vida. Resquicios, basura, escombros.
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